viernes, 3 de febrero de 2012

Maison Rudin, volvemos a la infancia


Localizada en un pueblo al límite de Francia y Suiza (Leymen), fue una de las primeras obras de Herzog & de Meuron, realizada para el galerista de arte Hanspeter Rudin.

A primera vista se podría decir que por la forma y aspecto exterior es una casa muy típica, tal como nos imaginábamos una casa en nuestra niñez: el techo de dos aguas, las ventanas y puertas muy grandes y una gran chimenea. El tejado no es más que un tejado, las paredes son simples paredes y ambos formando un plano único donde se disponen perversamente puertas y ventanas.

Como comentó una vez Moneo respecto a la obra, “parece ser forzosa e inevitable una reflexión sobre la historia, aquí presente, que lleva a los arquitectos a esta dolorosa transformación de la memoria, que tentado estaría de calificar de esquizofrenia, provocando un acoplamiento con la melancolía tipológica ".

Esta casa establece un diálogo poco frecuente entre tradición y modernidad subvirtiendo una y otra mientras se aprovecha de sus valores. Si tuviéramos que razonar si corresponde a un proyecto serio o a uno ejecutado en broma creo que lo tendríamos que explicar como una broma muy seria realizada con una gran sutileza.

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